La articulación temporomandibular (ATM) es la más compleja y utilizada en el cuerpo humano. Esta articulación conecta la mandíbula con el hueso temporal del cráneo.

Los síntomas asociados a problemas en esta articulación varían desde un dolor agudo y crónico en la zona dentro o delante de los oídos, que se irradia hacia diferentes partes como la cabeza, la cara, los dientes, la mandíbula, la boca, la garganta, la nuca, el cuello, los hombros y los brazos. También pueden manifestarse ruidos articulares como chasquidos y crujidos, así como zumbidos o pitidos.

Además, los trastornos en esta articulación pueden dar lugar a problemas funcionales que afectan a nivel articular, muscular (dificultad para masticar, contracturas), oclusal (apretar o rechinar los dientes) y ótico (sensaciones de taponamiento, vértigo y acúfenos).

Otros síntomas incluyen adormecimiento facial, molestias visuales, pérdida de audición y neuralgia del trigémino.

Cuando la ATM se desplaza, los músculos de la cabeza y la cara se contraen para proteger la articulación, lo que resulta en un dolor intenso. Esta contracción muscular causa una irritación constante en una o varias ramas del nervio trigémino, que es responsable de uno de los dolores más intensos según la clasificación de la OMS.

En palabras de María Huertas, presidenta de la Asociación de Pacientes con Disfunción de la Articulación Temporomandibular y Neuralgia del Trigémino (AEPA ATM), «En la ATM se puede comparar con una hernia discal en la espalda. Al igual que las personas con una hernia discal sienten dolor en la pierna debido a la compresión del nervio ciático, en la ATM ocurre algo similar. Si el disco articular se desplaza, puede rozar el nervio trigémino y provocar dolores neuropáticos. Esto lleva a una contractura defensiva en el cuello y la cara».